RESUMEN:
La evolución de los mercados requiere la adecuación continua de los productores de materias primas para ser más competitivos. El sistema de ventas del corcho en Andalucía y en otras Comunidades ha permanecido estancado en el pasado.
Sería recomendable cambiar el modelo actual de ventas para ser más eficaz frente a las empresas transformadoras. Esta ausencia de modernización provoca un incremento de autoridad en el mercado a favor de las empresas demandantes de corcho y en detrimento de los gestores de monte de alcornocal.
ARTÍCULO:
«El tiempo es como el flujo de agua libre en un río, pasa sin detenerse y no vuelve. Muchos son los sectores que se modernizan para ser más eficientes, frente a las aguas que están por llegar cauce arriba. Sin embargo, hay otros, que un día se montaron en el barco y se dejaron llevar por la corriente». Esta metáfora podría ser transcrita a la industria corchera en Andalucía.
Parece que el mundo del corcho es un mundo aparte, lejos de los avances tecnológicos. A pesar de todo, progresivamente, se han ido incorporando algunas herramientas del mundo moderno como tractores, remolques, pesos eléctricos, etc. Independientemente a esto, el grueso del trabajo es artesanal y se lleva a cabo como antaño. Es innegable, que el monte de alcornocal debe ser tratado con el mayor cuidado posible; si los trabajos tradicionales así lo han hecho, por qué cambiarlos. Por otro lado, la parte comercial se sigue gestionando como en tiempos de nuestros antepasados. Operaciones muy privadas entre comprador y gestor inmersas en un ambiente de discreción y secretismo. En la mayoría de los casos, el resto de propietarios de monte de alcornocal desconocen los detalles del trato, precio, quintales, etc.
Cuando hablamos de la actualidad del sector corchero, se hace obligatoria una planificación intensiva enfocada en la regeneración natural. La continua incidencia de agentes bióticos [1] sobre el monte de alcornocal, debilita su sostenibilidad. Pero es también de vital importancia, al plantear la modernización del sector, la puesta en valor de su principal producto. Generalmente, en las reuniones anuales de productores de corcho, los comentarios más sonados son: “hay que poner en valor nuestro corcho”, “los compradores tiran el precio cada año” …, etc. Esta es, lamentablemente, la realidad actual de la industria corchera: el gestor no dispone de apenas poder de decisión dentro del mercado.
Aproximadamente el 17 % de la producción suberícola a nivel mundial [2] procede de montes andaluces. En base a este dato, permítanme incluir una reflexión nada descabellada. Si toda la producción de corcho existente en Andalucía estuviera en Alemania [3], los alemanes ya llevarían 50 ó 60 años organizados a modo de cooperativa y se autofinanciarían gracias a la venta de las diferentes partidas anuales. Las primeras experiencias de agrupaciones profesionales de las que se tiene información, posiblemente, son del año 1769, la Sociedad de las Hilanderas de Fenwick o «Fenwick Weavers’ Society», en Escocia. Ya por aquel entonces, se constituían diferentes grupos de trabajo para disponer de mayor presencia y conseguir determinados privilegios. En España, en la actualidad, son una realidad, y muchas, como en el sector oleícola, son un extraordinario ejemplo de buenas prácticas y puesta en valor de su producto.
El sistema cooperativista reporta mayores ventajas frente a un modelo autónomo. Gracias a éste se determinan objetivos comunes, mejorando incentivos y llevando a cabo una comercialización del producto más eficiente. Y lo más importante, se adquiere poder de decisión dentro del mercado.
La gestión comercial llevada hasta ahora no es fruto del desconocimiento, sino el resultado de la fragilidad y poca entidad propia de un modelo individualista. Un gestor cuyos quintales, apenas representan una pequeña fracción de la producción a nivel local, no tiene suficiente presencia frente a los grandes compradores o transformadores. Sin embargo, un organismo que atesora el 17% de la producción a nivel mundial, indudablemente, disfruta de un poder de negociación extraordinariamente alto.
El estancamiento, el conformismo y la inseguridad frente a la simple idea del cambio, frenan progreso y desarrollo del sector productor suberícola. El corcho es un producto exclusivo, demandado y muy localizado espacialmente. Los poseedores de dicho aprovechamiento disponen de la gran oportunidad para rentabilizar más su explotación. Esto, actualmente, sólo se puede lograr cooperando.
[1] Agentes bióticos: incidencia de la seca, plagas, herbivorismo intensivo sobre el regenerado natural por parte de especies cinegéticas, etc.
[2] Dato obtenido gracias a documentación proveniente de Cork Quality Council y Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía.
[3] Hace más de 160 años, empezó a desarrollarse en Alemania el modelo socioeconómico de la cooperativa. Actualmente, más de 20 millones de personas están asociadas bajo el sistema cooperativista en dicho país.
FUENTE: ARTÍCULO DE OPINIÓN: REVISTA MONTES (diciembre, 2017)
Ignacio Cáliz Vázquez. Ingeniero de Montes. Director General de GESTIBERIAN (www.gestiberian.com)
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