Recechos de Gamo en Doñana

El Parque Nacional de Doñana, en su origen como Coto, recibió su nombre de la construcción por parte del séptimo duque de Medina-Sidonia de un palacio para su esposa, Doña Ana Gómez de Mendoza y Silva, en pleno corazón del monte. Las tierras circundantes pronto comenzaron a ser conocidas como el Bosque de Doña Ana, el Coto de Doña Ana, etc., hasta que finalmente la denominación se acorta a la que actualmente conocemos.

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Después de este primer período dedicado casi en exclusiva a los recursos cinegéticos, comienza una segunda época (hacia el siglo XVIII), en la que se consolidan tres usos: la explotación forestal del bosque, el mantenimiento de las dehesas y pastos para la ganadería, y el fomento del coto como cazadero, para lo que se acondiciona de nuevo el antiguo palacio.

El interés científico y naturalista arranca en el siglo XIX, con la publicación de un catálogo de aves observadas en algunas provincias de Andalucía, realizado por Don Antonio Machado y Núñez. Es también, el comienzo de una intensa búsqueda de huevos y pieles por parte de naturalistas y cazadores, lo que llega a poner en grave peligro las poblaciones de algunas especies.

En el siglo XX los nuevos propietarios de Doñana introducen especies animales como es el gamo, plantan pinos piñoneros y organizan monterías de forma habitual. Pocos años después, en 1940, se constituye la Sociedad Cinegética del Coto del Palacio de Doñana.

Tras su declaración de Parque Nacional en 1969, a partir del Decreto 2412/69, de 16 de octubre se fue limitando el aprovechamiento cinegético dentro del Coto hasta nuestros días.

No es posible entender Doñana sin comprender la relación hombre-naturaleza, que ha hecho de este territorio lo que hoy es.

Desde siempre, la pesca, la caza y la recolección de materias primas han sido actividades cotidianas que han marcado modos de vida muy ligados al aprovechamiento de los recursos que Doñana brindaba. Y es este ecosistema, rico en sales y minerales, un entorno excelente para el desarrollo del trofeo del gamo.

«Es impresionante ver como a los grandes machos les brillan las palas a lo lejos de las extensas planicies que tiene el Parque.» 

Actualmente, la caza del gamo se limita a caza selectiva por parte de los guardas, para intentar controlar, por supuesto de manera insuficiente, las altísimas densidades que existen. También, existe el furtivismo y además, en zonas de preparque (cotos privados o sociales), donde a diario, se abaten animales que salen en busca de alimento por lo abierto de sus lindes.

Es por este motivo, por el que se hace un «pequeño» llamamiento a la Administración solicitando el ofrecimiento a cazadores nacionales y extranjeros la posibilidad de recechar grandes gamos en el Parque. Es sobrada la densidad y más aún, la calidad.

Con toda seguridad, habría una altísima demanda del servicio por parte del colectivo, generaría nuevos puestos de trabajo e ingresos directos para el Parque Nacional y sobre todo, serviría para controlar la población de estos ungulados y mejorar el hábitat  y la proliferación de otras especies.

Para cualquier coleccionista, sería un placer poder disfrutar en su casa con un trofeo de gamo de una de los cotos de caza, en su origen, más emblemáticos de España.

Fuentes de imágenes: David Gil Carmona, Fotonatura, Bioarchivo, J. Bost.

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